50 AÑOS DEL TERREMOTO DE MAYO 1970
PREAMBULO
Por Julio César Sotelo Falcón
Promotor y Publicista en Turismo
Promotor y Publicista en Turismo
"Conocer el pasado es construir el presente y proyectarse al futuro.
Conoce el pasado y conocerás tu identidad"
El 31 de Mayo del 2020, se cumplirán 50 años de la hecatombe histórica más desastrosa ocurrida en el Perú. Un terremoto entre 7 y 8 grados de la escala Mercalli; destruyó varios pueblos y ciudades especialmente del Departamento de Ancash y producto de éste, un alud que cayó del pico norte del nevado Huascarán (el más alto del Perú-6768 m.), produjo un aluvión que desapareció la ciudad de Yungay y Ranrahirca en el Callejón de Huaylas. en esta publicación doy a conocer algunos textos importantes que guardo en mis archivos y algunos pormenores sobre como sobreviví del terremoto en Huaraz. Igualmente he recopilado fotos antiguas que figuran en el Internet y otras proporcionadas por amigos huaracinos y de mi autoría, que adiciono a los textos.(JCSF)
Aluvión sobre Yungay y Ranrahirca del pico Norte (6,655 m) del nevado Huascarán el 31-Mayo-1970. Foto: Dr. Walter Welsch (25.Julio.1970) Sociedad Alpina Alemana-Sección Bayerland. |
El Terremoto y la Avalancha en Yungay-Perú
el 31 de Mayo de 1970
Por: MATEO CASAVERDE – Instituto Geofísico del Perú
De la Revista Peruana de Andinismo y Glaciología
Nº 9 – 1969-1970. Lima
RESUMEN: Este es un relato, del distinguido Meteorólogo del Instituto Geofísico del Perú Mateo Casaverde, quien fue sorprendido por el terremoto en Yungay y se salvó corriendo al Cementerio cuando el alud destruía todo detrás de él. El relato tiene un extraordinario valor documental y sus explicaciones son muy correctas y científicas. (JCSF)
Todo el Departamento de Ancash fue sacudido por un sismo violento a las 15 horas 23 minutos del 31 de mayo de 1970, con epicentro a unos 50 km. sobre el Océano Pacífico, profundidad de unos 25 km, aproximadamente frente a Chimbote. Prácticamente todas las viviendas y construcciones de adobe fueron destruidas o inutilizadas.
El movimiento en el Callejón de Huaylas alcanzó una magnitud entre 7 y 8 de la escala Mercalli. La ciudad de Yungay, con aproximadamente 20,000 habitantes, a 2,500 metros de altura, con coordenadas geográficas 77º 45’ Oeste y 9º 08’ Sur, se encontraba ubicada en el Callejón de Huaylas sobre una ladera de la Cordillera Blanca, prácticamente a los pies del Huascarán Norte, al norte de la quebrada de Ranrahirca, donde se encontraba una pequeña población del mismo nombre y que fue desaparecida por otra avalancha en Enero de 1962. El Callejón de Huaylas, es una quebrada medianamente profunda que corre aproximadamente de norte a sur entre dos sistemas de montañas: la Cordillera Blanca y la Cordillera Negra.
Antigua ciudad de Yungay y el Nevado Huascarán. |
Una experiencia inolvidable, mezclada al pánico normal que una catástrofe natural produce en los humanos.
Plaza Mayor de Yungay y el nevado Huascarán, antes de 1970. Se ve la huella del alud del pico norte del Huascarán de Enero de 1962 que sepultó a Ranrahirca. Foto Francisco Gonzáles. |
El Sismo y la Avalancha
Habíamos llegado a Yungay, procedentes de Huaraz donde estábamos alojados, aquel 31 de mayo aproximadamente a las 14:30. Día domingo, la Plaza de Armas estaba tranquila, sin mucha gente. Aparentemente, la mayoría de sus habitantes se encontraba descansando o esperando la transmisión radial del partido de fútbol entre Rusia y México en el Campeonato Mundial de México.
Pasamos algunos minutos en la Plaza y el mercado que estaba por cerrar sus puertas, Muy cerca a las 15:10 bajamos hacia el cementerio. Patzelt tomó algunas fotografías del cementerio, yo tomé dos fotografías del Huascarán parcialmente nublado con una cámara Haseblad 1000-F, en cuyo visor se podría apreciar con claridad grietas horizontales en la parte baja y visible del Huascarán Norte.
Comenté extrañamente con Patzelt que el Huascarán constituía un serio peligro y que en cualquier momento se podía venir abajo. El “pronóstico” se cumplió a los pocos minutos. Cuando retornábamos hacia Huaraz se inició el terremoto. El vehículo que nos servía de transporte; una camioneta Chevrolet modelo 1969, ¾ de tonelada de capacidad; saltaba verticalmente con tal fuerza que era difícil su control. Observamos desde el carro como se desplomaban las casas de adobe, y un puente próximo sobre la carretera. Se podía apreciar con mucha mayor claridad la componente vertical en las ondas sísmicas.
Aparentemente, la componente vertical era más intensa que la horizontal. Igualmente, se podía observar como se producían ligeras grietas sobre el asfalto de la carretera. Simultáneamente por supuesto, se observaron deslizamientos de tierra de pequeña magnitud, con bastante polvo, con mayor extensión sobre la Cordillera Negra. En otras partes del Callejón se informa que se han registrado deslizamientos mayores. La Cordillera Negra es prácticamente seca con relación a la Blanca ya que ésta contiene la serie de nevados de picos muy altos, entre los 5,000 y 6,768 metros de altura, que hacen del Callejón de Huaylas una región de mucha atracción natural.
Zona de la antigua ciudad de Yungay (2,500 m de altitud) desaparecida por el aluvión, después del alud de la cumbre Norte del Nevado Huascarán (6,655 m.) Foto: Internet. |
Palmeras de la antigua Plaza Mayor de Yungay. Foto Internet. |
Abandonamos nuestro vehículo, prácticamente cuando el terremoto estaba terminando. Escuchamos un ruido de baja frecuencia, algo no muy diferente, del ruido producido por el terremoto. El ruido procedía de la dirección del Huascarán y observamos entre Yungay y el nevado una nube gigante de polvo, color arcilla. Se había producido el alud, parte del Huascarán Norte se venía abajo. Eran aproximadamente las 15:24.
Cementerio de Yungay destruido por el Terremoto y la imagen del Cristo monumental. Foto Internet. |
Nevado Huascarán visto del cementerio año 1933. Foto Hanz Kinzl. |
A la entrada del cementerio atiné a voltear la vista hacia Yungay, y en ese momento pude observar claramente una ola gigante de lodo color gris claro, de unos 60 metros de alto que bajaba cubriéndolo todo y con una ligera inclinación que iba a golpear el costado izquierdo de la ciudad. Esta ola no tenía polvo. La nube de polvo se observaba detrás de Yungay, posiblemente sobre la quebrada principal que desemboca en Ranrahirca.
Las zonas por donde discurrió el aluvión. A la derecha el Cerro Aira, al Centro el Cementerio de Yungay, a la izquierda la zona de Cochawain. Foto: Internet. |
Omnibus con barro del aluvión; al fondo el Cementerio de Yungay. Foto: Internet. |
Roca traída por el aluvión. Foto: Internet |
Ruta del Aluvión y el Cementerio de Yungay; al fondo se ven las 4 palmeras de la antigua Plaza Mayor. Foto: Internet. |
Antigua calle de la ciudad de Yungay y el pico Norte del Huascarán (6,655 m) Foto: Internet |
Las 92 personas nos refugiamos en la cima del cementerio hasta el día siguiente en la mañana. Durante la noche se sintieron unas 25 réplicas de las cuales por lo menos 3, los más fuertes, estuvieron acompañadas por ligeras avalanchas por Ranrahirca, indicadas por el ruido típico que producían.
El lunes en la mañana nos transferimos a otra colina llamada Huaricoto detrás del cementerio aprovechando que el lodo no había culminado su carrera en esa parte hasta el Santa. Allí encontramos unos 100 campesinos refugiados.
Luego a medio día logramos atravesar el lodo en la parte más baja aprovechando la presencia de un muro de contención de piedra y concreto que sobresalía ya muy cerca al río Santa. Nos integramos a un campamento en Cochawain, una campiña en la parte alta al norte de Yungay. Habíamos pasado muchas horas de angustia y siempre con el temor de nuevas posibles avalanchas.
Niños de Yungay, al fondo el pico Norte del Huascarán. Foto del Internet. |
Efectos del fenómeno
De la ciudad de Yungay escaparon con vida 350 personas, en su mayoría adolescentes y niños. Los niños habían asistido a un circo instalado en las afueras de Yungay en el campo de fútbol. Un buen sector de la hermosa campiña tanto encima como los bajíos de la ciudad habían sido barridos por el aluvión. No se ha podido establecer que número de campesinos han desaparecido en las zonas afectadas por el aluvión.
Nevado Huascarán y zona marcada por el alud del pico Norte. Foto: Internet. |
Las réplicas sísmicas registradas en los días siguientes al 31 de mayo seguían produciendo ligeros deslizamientos en la Cordillera Negra, y con los vientos de N. a S. en las tardes, incrementaban la intensidad del polvo. Los días inmediatamente siguientes al sismo principal, fueron realmente difíciles para llevar a cabo los programas inmediatos de auxilio que necesitaba toda la zona debido a la pobre visibilidad ocasionada por esta polvareda.
En cuanto a la reacción humana frente a los fenómenos naturales desatados el 31 de mayo, es importante mencionar que hemos tenido oportunidad de notar un estado de ánimo general admirable. El dolor y la tragedia hermanaban a todos. Entre Yungay, Caraz y Huaraz, no notamos un solo caso de histeria ni desesperación.
Antigua ciudad de Yungay (2,500 m de altitud), al fondo el Nevado Huascarán. Foto: Internet. |
La rehabilitación, reconstrucción de la zona, requiere posiblemente de un estudio geofísico y geológico integral para las decisiones de aspectos de ingeniería. Estamos seguros que las autoridades competentes están considerando aquellos aspectos científicos y técnicos para efectuar las decisiones finales. La re-ubicación de las poblaciones destruidas es de capital importancia, sobre todo en la región del Callejón de Huaylas.
Nevado Huascarán (cumbre norte: 6,655 m. y sur: 6,768 m.); a la derecha la estatua del Cristo sobre el antiguo Cementerio de Yungay. Foto JCSF |
“Volvimos a nacer en un Cementerio”
Testimonio del Ingº GERARD PLATZELT (Francia)
compañero del Ingº MATEO CASAVERDE en Yungay
Revista Informe Ilustrado Nº 33
Hace dieciocho meses, llegó al Perú el ingeniero francés Gerard Platzelt, experto de cooperación técnica del Gobierno de Francia ante el Perú. Acababa de recibir su título universitario en Estrasburgo y venía a colaborar en el Instituto Geofísico del Perú.
Platzelt se casó en Estrasburgo con Daniele de Platzelt. Ambos jamás habían imaginado ser actores del peor drama sísmico que azotó al Perú el 31 de mayo de 1970. Salvaron la vida gracias a un portentoso milagro.
Los esposos franceses, junto con el ingeniero abanquino Mateo Casaverde, fueron comisionados por el Instituto para realizar un proyecto geomagnético a fin de estudiar la estructura interna de los Andes por medios geomagnéticos. El estudio comprendía todo el “perfil” situado entre Casma y el Pozuzo, en la región del Mantaro, a fin de observar los lugares donde se iban a instalar Estaciones Magnéticas.
La labor de los científicos había empezado el sábado 30 de mayo en Recuay y al día siguiente decidieron realizar un paseo hacia Yungay, hacia donde llegaron a las 3 de la tarde. Gerald, Daniele y Mateo pisaban por primera vez en su vida la bella ciudad yungaína y apenas tuvieron oportunidad de admirarla en los últimos 24 minutos de vida de esa hermosa urbe. Llegaron hasta el centro de Yungay y admiraron la Plaza de Armas, adornada por las famosas palmeras. Fueron cinco minutos de oro, a continuación de los cuales, enrrumbaron hacia el cementerio. Ese fue el instante de salvación del grupo.
Cementerio de Yungay. Foto Internet |
3:16 p.m.- El Ingº Casaverde enfoca su cámara hacia el Huascarán, fotografiándolo desde el cementerio. Casaverde recuerda: “pude ver del visor que una parte del Huascarán estaba llena de fisuras horizontales. Esto me llamó poderosamente la atención y le dije a Gerard que era totalmente peligroso y que el glacial, por estar lleno de fisuras, en cualquier momento se podía venir abajo”.
3:20 p.m.-Bajan hasta la base del cementerio para tomar su camioneta a fin de viajar a Huaraz. Gerard, que había estado manejando hasta entonces, pide a Casaverde que guíe el vehículo.
3:23 m. 28 s.- Estaban a 200 metros del cementerio, a la altura de un grifo cuando se produjo el terremoto. Casaverde, al notar el tremendo remezón, detuvo el auto. Científicos al fin, los tres bajaron del vehículo y quedaron alarmados al observar que el fenómeno sísmico era tremendamente violento, al punto que las casas empezaron a venirse abajo. Treintra metros más abajo, estaba al puente que iban a cruzar. Otra vez jugó excelente papel el destino pues la baja velocidad del auto no les permitió llegar a tiempo hasta el puente que se vino abajo.
3:24 m. 08 s.- Termina el cataclismo y la tierra deja de temblar. De pronto, Casaverde presintió un fenómeno más catastrófico, al escuchar un ruido prolongado y cada vez más creciente. Provenía del Huascarán y Casaverde recordó su premonición: ”Se viene abajo el Huascarán”, ¡corre Gerard…corre Daniele!.
3:25 m. 10 s.- El trio traspone la puerta principal del cementerio y empiezan a subir hacia lo alto. Casaverde mira instintivamente hacia atrás y observa una ola gigante, color ceniza, que empieza a tragarse a Yungay por la parte izquierda.
3:25 m. 25 s.- Mateo, Gerard y Daniele consiguen llegar a la segunda plataforma, con el barro persiguiéndoles atrás. La suerte vuelve a favorecerlos porque el aluvión llegó exactamente hasta ese lugar, dividiéndose en dos olas y rodeando el cementerio.
“Golpeó el cementerio con el estrépito de un balazo”, recuerda Casaverde. Nada más pudieron ver. Una nube negra y espesa cubrió totalmente el cielo y se disipó levemente media hora después. Entonces, sólo se divisaba la silueta del sol, ”como si fuese un eclipse”. Las horas siguientes fueron realmente de horror. La preocupación principal de las 92 personas que poblaban esa Isla de la Vida que era el cementerio, estaba centrada en el rescate.
Cementerio destruido por el terremoto. Foto Internet |
Toda la noche siguiente no pudieron dormir. Casaverde contó hasta 25 temblores, “por lo menos tres de ellos muy fuertes”, acompañados de terribles ruidos provocados por los aluviones posteriores que cayeron probablemente en Ranrahirca. Esos aluviones, en pequeña escala, siguieron cayendo el lunes. La visibilidad era todavía muy escasa y recuerdo que escuchábamos el ruido de los aviones, sin verlos.
Fugados del Infierno
El lunes, los 92 sobrevivientes de la tragedia intercambiaron ideas para resolver la cuestión del salvamento. A la espalda un Cristo que corona el cementerio, se halla una especie de isla, denominada Huaricoto. La mayoría decidió pasar hacia allí. Cerca de cien personas, se habían salvado providencialmente en un caserío cercano denominado Calla. También resolvieron acompañar “a los del cementerio”.
Mercado de Yungay , año 2010 Foto JCSF. |
Mercado de Yungay; sombreros típicos campesinos, año 2010. Foto JCSF. |
En Lima, absolutamente nada se sabía de la suerte corrida por Yungay. En la Oficina Nacional de Informaciones se citó a conferencia de prensa para el medio día del martes. Allí, decenas de periodistas nacionales y extranjeros conocieron la noticia más trágica de la historia peruana:
“Los muertos por el sismo del domingo 31 son 30 mil…un aluvión cayó sobre Yungay y sepultó esa ciudad y su vecina Ranrahirca…”. Posteriormente, un trágico inventario haría subir mucho más esa cifra.
Sigue el Calvario
Antigua calle de la ciudad de Yungay, año 1933, foto de la Expedición Austríaca del Alpenvereins, Dr. Hanz Kinzl. |
Lima, la tarde del martes, estaba prendida a sus receptores de TV para observar el debut peruano en el IX Campeonato Mundial de Fútbol. En tanto, el calvario de Mateo, Gerard, Daniele y cientos de yungaínos continuaba en la fría prisión andina.
El trío resolvió viajar a Caraz, atravesando los cerros porque las carreteras estaban inservibles. Allí durmieron el miércoles y jueves. El viernes fueron evacuados hasta el aeropuerto de Anta por un helicóptero norteamericano. Permanecieron allí hasta el domingo en que un avión los condujo a Chimbote; para proseguir por aire a Lima, el mismo día.
Había llegado a su fin la aventura más extraordinaria que los tres habían podido imaginar. La pesadilla quedó atrás. Ahora, volvieron a la tarea científica de recopilar datos y detalles del terremoto más brutal de la historia peruana.
Plaza Mayor de Huaraz, al fondo nevados de la Cordillera Blanca; en construcción una de las torres de la Catedral del año 1957. Foto Frederick Martin (USA). |
41 años del Sismo más destructor de la Historia Patria
Por JOSE SOTELO MEJIA (Huaraz)
Artículo de la Revista “Hirka” - Huaraz, 2011
NOTA DEL EDITOR:
El sismo del 31 de Mayo de 1970, fue un evento catastrófico para el Departamento de Ancash. Por razones del destino; el suscrito (JCSF) venía trabajando en Huaraz y es sobreviviente de esta tragedia. Me salvé en el Jr. Andrea Bellido 124, en la casa de quien es hoy mi esposa.
Los lectores que deseen tener mayor información al respecto, les recomiendo leer los siguientes libros:(existen muchos al respecto)
1. “Bajo el signo del Terremoto. Los sismos ante la Historia, la Ciencia y la Religión”. Lima, 1971. Daniel Hammerly Dupuy (Suiza)
2. “Revista Peruana de Andinismo y Glaciología. Edición conmemorativa del 1er. Aniversario del Terremoto”. Lima, 1971. César Morales Arnao.
3. “Tiempo de Rosas y de Sonrisas…Tiempo de dolor y muerte”. Lima, 1971. Marcos Yauri Montero.
4. “Aprendí a Vivir”. Lima, 2006. Nora Castillo.
5. “Las Campanas del Silencio”. Lima, Agosto-2015. Bárbara Bode (USA).
El 31 de mayo de este año, se cumplirán 41 años del sismo más destructor que registra la historia de nuestra patria, en que a las 3 de la tarde, 23 minutos y 28.7 segundos, azotó el departamento de Ancash, el sur de la Libertad, el norte de Lima y la provincia del Marañón Huánuco. Segó 66,794 valiosas vidas humanas, 20,000 desaparecieron, 150 mil heridos y 500,000 personas quedaron sin hogar.
Plaza Mayor de Huaraz y la Catedral con sus dos torres destruidas. Foto Internet |
Antigua calle en Huaraz, al fondo cúpula de la Catedral. Foto 1957, Frederick Martin (USA). |
Plazuela del Barrio de Belén; a la izquirrda el antiguo Hospital y su Templo antes de 1970. |
Volví la mirada hacia el sur y en un cerro de escombros que antes había sido el colegio de Santa Elena, alcancé a distinguir a algunas mujeres que débilmente trataban de escarbar las ruinas del local, donde minutos antes cuatrocientas personas entre niños, padres y madres de familia, monjas y Sacerdotes, celebraban un acontecimiento.
Yo era la única autoridad aparentemente viva; luego me enteraría que el Prefecto Estuardo Angeles Argumedo, había muerto en la prefectura, el Subprefecto se encontraba de comisión por la Provincia de Aija, el jefe de la policía se encontraba en la costa.
Plazuela y templo destruido del barrio de Belén. Foto Francisco Gonzáles. |
Rápidamente formé un equipo de rescate con algunos policías municipales, obligando a algunas personas que trastornadas por la impresión deambulaban cerca. A las mujeres las organizamos con baldes y latas a cargar agua de la pileta; poco después estábamos sacando los primeros muertos y heridos de Santa Elena. A los muertos los pusimos en el jardín de la plaza y a los heridos los concentramos en un lugar frente al Municipio, donde se estableció el primer puesto de socorro. Habíamos abierto en lo alto del túmulo de Santa Elena, un agujero por donde comenzamos a sacar vivos o muertos.
Destrucción total, vista hacia el este del barrio de La Soledad; se ve sólo una torre de su Templo. Al fondo los nevados Huamashraju y Huantzán. Foto Francisco Gonzáles. |
En la Plaza Mayor de Huaraz; el lado derecho corresponde al lugar donde hoy se ubica el edificio del Ministerio de Cultura. Foto Francisco Gonzáles. |
Antiguo Templo de Belén, antes del terremoto |
Sacamos criaturas con sus vestiditos de escena, largas túnicas desgarradas, mejillas pintadas de rosa, algunas con coronas y alitas oropel y en un caso especial, dramático y desgarrador, entregué una niña muerta a su propio padre, un magistrado de la Corte de Justicia, pariente mío, que destrozado por el dolor sollozaba.
Para entonces a la Plaza de Armas convergían de toda la ciudad cientos de muertos y heridos en brazos de sus parientes y amigos, se establecieron puestos de socorro, y la plaza quedó casi colmada, el agua de la pileta fue el único alivio para el dolor, durante largas horas…
LA PRIMERA NOCHE
Durante la primera espantosa noche, nos alumbramos con los faros de algunos automóviles que cuadrados en la plaza, dimos vuelta hacia el colegio, en algunos casos rompiendo con piedras las lunas de las portezuelas, cerradas con llave.
No se a que hora me quedaría dormido en el jardín de la plaza al lado de los muertos, era ya muy tarde, tal vez las 3 o 4 de la madrugada; y al despertar e incorporarme casi de día y contemplar la terrible desolación de mi pueblo me encontré con una dantesca escena que aún hoy no se me borra de la mente ninguno de sus detalles.
Catedral de Huaraz, sin sus torres, pero su cúpula intacta. Foto Internet |
Cúpula de la Catedral que quedó intacta, pero fue dinamitada sus bases para derribarla. Foto Internet |
Los tres días siguientes fueron de febril trabajo en el hospital, los heridos abarrotaron sus instalaciones y estaban tendidos hasta en los pasillos; el Director Dr. Leoncio Suzuki y su esposa la enfermera Mercedes Laredo, sin descansar trabajaban, operando con luz de velas que su gente sacaba de las iglesias. Rápidamente se agotaron las medicinas y me vino una urgente demanda, entonces acompañado de dos guardias nos pusimos a saquear las farmacias, haciendo agujeros entre las ruinas para poder pasar y rompiendo puertas, llenábamos en costales algodón, gasa, desinfectantes y cuanto podíamos hallar en medicinas; escarbábamos las ruinas de las tiendas para sacar leche y algo de alimentos para los niños en especial.
UNA CIUDAD DE MUERTOS
Desde la plaza en improvisadas camillas enviábamos a los heridos al hospital, muchos se morían al moverlos, o llegaban ya cadáveres. Los cientos de muertos se ennegrecían y hedían por el quemante sol, no había forma de sacarlos de la plaza bloqueada, entonces decidimos a trasladarlos al hall del Municipio y los acomodamos primero muy juntos, luego uno sobre otro, y otros más encima, hasta formar una ruma de más de un metro de alto. Hasta meses después el olor a muerto que se impregnó en el piso y paredes del hall del Municipio, era insoportable.
Plaza Mayor de Huaraz con su Catedral sin sus torres; al fondo el nevado Churup. Foto Internet |
Finalmente llegaron los ”sinchis” mediante paracaídas a cuidar el orden, por que se producían saqueos y robos.
Uno de los pocos edificios de ladrillos y cemento que soportaron el terremoto y que subsiste al 2020 en el actual Jr. 28 de Julio frente al Centro Cultural. Foto Internet |
El único ser querido que me acompañó durante los días de la emergencia fue mi hijo José Lorenzo, quién se salvó de la función del cine Huaraz, tenía entonces catorce años y dio muestras de gran valor, pese a su corta edad. Años después sería también Alcalde de Huaraz.
Lado sur de la Plaza Mayor de Huaraz en 1957. Foto Frederick Martin USA |
Soy un Sobreviviente del Terremoto de 1970
Por: Julio César Sotelo Falcón (JCSF)
Relato reciente de Febrero, 2020
"Siempre se nace en un lugar que uno no ha escogido"
Por razones de trabajo vine a Huaraz un 4 de Agosto de 1967; llegué en un Omnibus de la Empresa Huaraz, a las 7 de una mañana soleada con un cielo azul y el fondo de sus montañas nevadas, las que por primera vez veía en este viaje a la sierra del Perú.
Después de mi llegada a Huaraz, con uno de los pocos Taxis que había, me dirigí a la quinta cuadra del antiguo Jr Comercio, lugar donde se encontraba la Oficina del SIPA (Servicio de Investigación y Promoción Agraria), dependencia del Ministerio de Agricultura - Zona Agraria IV de Lima. Como Técnico Agropecuario venía a laborar y trabajé en las diversas secciones de esta oficina (Experimentación, Sanidad Vegetal, Fruticultura, Asesoramiento de Empresas Campesinas, Planificación Agraria, etc.).
He tenido la suerte de conocer desde agosto de 1967 el antiguo Huaraz, con sus estrechas calles, su gente culta y amable, de haber gozado en sus fiestas tradicionales, degustado su especial comida que era nueva para mi. Hasta mayo de 1970 fueron 2 años y 10 meses de convivir en este hermoso lugar. No puedo contar muchos pormenores de mi vivencia en el trabajo y mi residencia en Huaraz, porque sería muy largo el tema y me concentraré rápidamente en los pormenores del terremoto al que subsistí por designios del destino.
JCSF Por la zona de Atipayán subiendo a Punta Callán un 29 de Agosto de 1967. |
JCSF en el Jr. Andrea Bellido donde me salvé. Al lado derecho la casa del Sr Cornelio Aguirre de Chacas. |
La señora Etelvina y sus dos hijas: Irene y Socorro rezaban con mucho fervor al igual que las demás personas; yo en mi interior pedía al Señor de Luren de Ica que me ampare y me cuide, cuando en esos instantes de meditación y miedo, la pared de la casa de enfrente a nosotros se desplomó produciendo un fuerte ruido y polvo fuerte de los adobes. Todo quedó por unos segundos silencio, ya no sentía rezar a nadie y yo sacaba mi pañuelo para taparme la nariz porque el polvo era asfixiante.
En estos segundos aterradores y en el silencio que sentía me acordé de mi mamá y mis hermanos que estaban en Lima, no me movía, pero estaba consciente y meditando rápidamente lo que había pasado hasta volver a la realidad.
Desfile en la antigua Plaza de Armas por Fiestas Patrias. Alumnas del INIF N° 11 Instituto Nacional Industrial Femenino. La brigadier del lado derecho es Irene Montoro Leo. |
Irene Montoro Leo, Brigadier General del INIF N° 11 de Huaraz, pasando frente a la Catedral. |
Desde la Plaza de Armas se ve la Catedral sin sus torres y al fondo el antiguo Jr. Comercio, por donde diariamente transitaba a las oficinas del SIPA en la 5ta. cuadra. Foto Internet. |
Desastre total de viviendas por el Barrio La Soledad. Foto Francisco Gonzáles. |
Plazuela de Belén, vista de sur a norte. Foto Internet |
Afiche alegórico sobre el Terremoto. Foto del Internet |
Mensaje en verso a Huaraz, de mi hijo José Luís Sotelo Montoro - "Puma de los Andes". Foto Francisco Gonzáles. |
Irene Montoro Leo con JCSF, año 1968 en el antiguo Hotel de Turistas de Huaraz. |
Antigua Plaza de Armas y Catedral de Huaraz, un bello y bucólico lugar donde el destino quiso que sobreviviera al fatídico Terremoto del 31 de Mayo de 1970. Foto del Internet. |
JCSF en Hualcayán, después de 8 días de caminata al nevado Alpamayo. |
En estos 53 años de residencia en Huaraz, conozco y he caminado por todo el departamento fotografiando todo tipo de hechos folklóricos, paisajes, escaladas en algunos nevados, me precio de guardar un valioso archivo fotográfico del cual he podido publicar muchas postales, afiches, audiovisuales turísticos, viajando a muchos lugares del país promocionando la región.
Nueva ciudad de Huaraz vista desde la Cordillera Negra. Destacan los nevados: Vallunaraju, Ranrapalca, Rima Rima y Churup; abajo el nuevo Estadio Rosas Pampa. Foto JCSF. |
JCSF autor del artículo, una foto del año 1971. |
Terminando este trabajo, quiero expresar un sentimiento especial a manera de dedicatoria, agradeciendo a mis padres César Augusto Sotelo Anicama (Ica) y Delia Falcón Flores (de Yungay, aún viva) que me dieron la vida en este mundo.
A mi esposa, Irene Monto Leo, compañera que Dios me dio en esta vida, a mi hijo César Domingo que mora en las esferas celestes de la espiritualidad divina desde el año 2010, y a mi hijo José Luís, el "Puma de los Andes" impulsor de la cultura huaracina y ancashina.
A las nuevas generaciones que nacieron después del terremoto y a los mayores jóvenes de espíritu, deseosos siempre de auscultar la verdad; valor moral, que les sirva de horizonte, en el corto trajinar por este mundo.
Años atrás escribí este mensaje para motivar a los que vivimos en la sierra:
"Vivir en los Andes, es uno de los mayores retos de la Naturaleza. Los hombres que allí moran, tienen la fuerza telúrica para hacer la historia y el progreso de sus pueblos"
...gracias por leer y compartir.
Julio César Sotelo Falcón - Marzo, 29 del 2020.
Han pasado cincuenta años y el dolor no redime, a los huaracinos, testigos de esos aciagos sucesos, nos ocurre lo que a nuestros progenitores, que conmemoraban cada 13 de Diciembre, el aluvión de 1941. No lograron que dejemos de verlo como un evento lejano y hasta ajeno, al cual solo nos conectaban emotivamente, sus tristes evocaciones. El terremoto, nos dio con todo en el cogote y junto a los músculos cardiacos, remeció nuestras neuronas, marcándonos el sentimiento y la memoria de la tragedia, de manera indeleble. Es como un aplicativo que no tiene la opción, el modo de eliminarlos de nuestra historia y cotidianeidad. Estamos sellados con el lacre del sismo, somos la generación del sismo. Hoy, con los avances en tecnología y el conocimiento de estos periódicos hechos, tenemos la inexcusable tarea de tratar de instalar, en las generaciones contiguas, cultura, usos y costumbres, que corten por fín, el círculo fatal de fenómenos naturales transformados en catástrofes, por nuestros propios irracionales y poco pragmáticos actos.
ResponderEliminarCreo que ese es uno de los méritos, quizás el esencial, que persiguen los testimonios, que tan bien escritos, entretenidos y ricos, nos ofrecen tanto el Dr. Mateo Casaverde Ríos, cunato el Ingº Gerard Platzelt, el Profesor José Sotelo Mejía y el Promotor y Publicista en Turismo Julio César Sotelo Falcón. Una antología, selecta, nutritiva y útil, digna merecedora de la más calurosa felicitación.
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